En pocos años, los memes han evolucionado de ser simples “chascarrillos de Internet” a una forma de comunicación y expresión cultural muy poderosa. Viendo hacia atrás, uno puede recordar eventos y contextos sociales con solo ver un meme, y para las generaciones más jóvenes también son un medio para compartir ideas, opiniones y emociones de manera concisa. Una sola imagen sin texto puede resumir la trama de una película mejor que un tik tok de 15 segundos o unir dos temas completamente desligados en cinco palabras.
Los memes pueden ser simples y bobos chistes que todo el mundo entiende, como los mensajes de Piolín que manda tu tía Angelina por WhatsApp, pero también pueden servir de manera humorística y satírica para expresar críticas sociales y hablar de temas tabúes.
Pueden llegar a ser tan complejos que algunos necesitarían estudiar 20 años de historia de Internet para entenderlos, y otros más son usados para comunicar información de manera “encriptada” para personas mayores o sin el mismo contexto. Es como un lenguaje secreto de grupo social dentro de un grupo social más grande.
Son, sin duda, una herramienta poderosa de información, pero como toda herramienta, su uso puede ser perjudicial si se hace con malicia o con demasiada inocencia. Ahora es cuando tendré que expresarme personalmente respecto a este tema y su relevancia en el ámbito político actual.
La educación política es una obligación ciudadana, no es una actividad recreativa en la que debemos participar solo en época de elecciones. Leer el periódico, artículos, programas de análisis, libros de historia, etcétera, nos ayuda a tener un poco más de información (que de por sí ya es sesgada y tendenciosa), no solo para tomar decisiones, sino para desarrollar un pensamiento crítico y analítico.
Los memes electorales son como caricaturas de periódico, son muy divertidas cuando las lees después de la editorial y entiendes las referencias. Lo que no es divertido es cuando, en lugar de leer la editorial, toman el meme como su fuente de información más valiosa.
A ustedes que van a votar por primera vez, les pido, no cometan el mismo error que nosotros, no basen sus decisiones en lo que se dice en los debates, que de debates no tienen nada y son solo espectáculos chuscos en los descansos de este concurso de popularidad que son las elecciones. Por favor, no tomen toda la información que ven en las redes sociales como fiel.
La vida y la política no son simples, necesitan ser ahondadas para entender por lo menos las vocales de ese abecedario. Internet no es el mundo. En lugar de andar haciendo proselitismo a los candidatos por ironía y porque les apareció un meme bien picoso en X, investiguen sobre el tema y nunca den por sentado que saben suficiente. Nunca es suficiente.
En lugar de compartir y quedarse solo con las caricaturas, también lean el editorial, formen una opinión personal propia. Tal vez estoy hablando de temas que no conciernen a esta columna, pero soy de la idea de que nada existe en el vacío, nuestra cultura forma nuestra política y viceversa, y de ambas emanan expresiones artísticas y movimientos sociales en respuesta. Para resumir; ¡lean, por favor!
