Vendedores ambulantes sin permisos invaden la Zona Centro de Tijuana ante la indiferencia de autoridades
Desde hace varios años, comerciantes ambulantes se han estado apropiando de las principales calles de la Zona Centro de Tijuana, convirtiendo el primer cuadro de la ciudad en un mega sobre ruedas diurno y nocturno, en el que se conjugan la ilegalidad y la marginalidad durante las 24 horas y los siete días de la semana.
Además de que la mayoría de estos puestos no cuentan con los permisos requeridos, la problemática que acusan personas que diariamente frecuentan la zona, es que obstaculizan la movilidad de los peatones, principalmente de quienes cuentan con alguna discapacidad, aunado a que también propician la contaminación auditiva y por desechos materiales.

Los comerciantes ambulantes son visibles y se instalan principalmente entre las avenidas Constitución y Niños Héroes, Madero y Negrete, además de las calles Segunda hasta la Quinta, con puestos que abarcan espacios que obstaculizan más de la mitad de las banquetas que son para uso exclusivo de los peatones.
En estos igual se ofertan prendas de vestir, zapatos, aparatos electrónicos, comida, garnachas, frutas y verduras, fotos para bodas y quinceaños, flores y cuanta cosa uno se pueda imaginar, siempre desde temprana hora y en tumultos que son visiblemente perceptibles desde cualquier lugar donde se mire.
La señora Margarita Fernández, quien diariamente toma su taxi en la zona para dirigirse a su trabajo, compartió a Nómadas su molestia y desacuerdo sobre esta invasión de calles que ha venido incrementando: “No es porque no quiera uno que se ganen su dinerito, sino por lo abarrotadas que se ponen las banquetas para poder caminar”.

Mercado de baratijas y artículos de dudosa procedencia
Aunado esta situación, lo que también llama la atención de las personas es que, cuando estos puestos ambulantes se retiran y comienza a caer la noche, otro tipo de mercaderes se apodera de las mismas calles, propiciando una especie de mercado negro consensuado, en el que igual se ofrecen baratijas de todo tipo y artículos de dudosa procedencia.
“En estos puestos se ofrecen cables de todo tipo, herramientas usadas, aparatos electrónicos de segunda mano, laptops y celulares viejos, a veces inservibles, prendas de vestir, e incluso tenis de marca y cuanta cosa que, en conjunto, parece tan bizarro”, dijo Alfredo Ruiz, un joven trabajador de una panadería de la zona.

En entrevista con Nómadas, el joven reparó sobre esta dinámica que ha venido observando de manera continua y que le ha llamado la atención, principalmente porque también ha sido testigo de cómo algunas personas en estos puestos igual aprovechan para discretamente distribuir sustancias ilícitas.
“Me ha tocado varias veces pasar por los puestos, y en algunos que me he detenido a ver lo que ofrecen, así bajita la mano luego me han dicho que si no quiero ‘algo’, haciendo referencia a las drogas, y no solo en los puestos, luego en las esquinas de la Constitución hay chavos parados ofreciendo”, resaltó.

Competencia desleal para comercios establecidos
Julián Palombo Saucedo, comisionado de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios Turísticos (Canaco), confirmó que los negocios ambulantes en el primer cuadro de la ciudad han incrementado y la gran mayoría no tienen su documentación en regla, lo cual se traduce en una problemática que también perjudica al sector formal.
Destacó que es urgente la atención que se debe poner en ello, porque, de acuerdo con el padrón de negocios informales en esta zona es del 55 por ciento, “y no solamente hablamos de los que están de vendedores ambulantes, porque también hay otros que está en esa informalidad como algunos talleres mecánicos, restaurantes y otros giros”.
Detalló que los negocios que se encuentran en esta informalidad generalmente son vendedores ambulantes, ventas irregulares por internet y otros establecimientos que no están dados de alta en la Secretaría de Hacienda de Baja California, por lo que se deberían tomar medidas para evitar que sigan proliferando e invadiendo las calles.

El presidente de la Asociación de Comerciantes de la Zona Centro, Guillermo Díaz Orozco, ha denunciado en reiteradas ocasiones a través de medios que, pese a que constantemente están avisando a las autoridades sobre la presencia ilegal de los comerciantes ambulantes, no ha habido ningún tipo de acción para inhibir su presencia.
“Están proliferando por todo el Centro y este es el eterno cuento de nunca acabar: cuándo los van a quitar, porque hasta la fecha no los han corrido, y contrario a ello, han aumentado un poco más en calles como la calle Segunda, la Miguel F. Martínez, la Niños Héroes, la Constitución, la calle Quinta, entre otras tantas”, comentó.
Díaz Orozco también acusó que con esta situación padecen la competencia desleal por parte de los comerciantes ambulantes, debido a que se colocan frente a los negocios establecidos y venden los mismos productos, como ropa, zapatos y electrónicos.
“Enfrente de una empresa dedicada a la venta de ropa se ponen ambulantes con venta de ropa, por un restaurante se pone el de la comida, justo a un costado de una zapatería, se pone el que vende zapatos también en la calle. No respetan ningún tipo de lineamientos”, expuso.

Autoridades no se da abasto por falta de inspectores
Al respecto, el director de Inspección y Verificación Municipal, José Antonio Olivas Heredia, aseguró en atención a medios que los únicos vendedores ambulantes que están en el primer cuadro de la ciudad “son los que tienen permiso y los que no son los que estamos moviendo con presencia”.
Refirió que son alrededor de 200 comercios ambulantes los que están con permiso dispersos en esa área, los cuales “se quedaron desde que hicieron la reforma en 2009, pero los que no tienen permiso estamos sobre ellos”.
De acuerdo con el funcionario, cuando se realizó la reforma fue “precisamente para que no hubiera permisos nuevos a partir de ese año”, aunque también aceptó que, de manera improvisada, llegan personas a tratar de vender sus artículos y les resulta “muy difícil retirarlos de las calles, por la cantidad de inspectores (que no es suficiente) para todo lo que ha crecido la ciudad”.

“Todos los días estamos ahí, en el primer cuadro de la ciudad siempre hay presencia, sobre todo de la delegación del centro. Tenemos que estar ahí siempre, porque las personas van y se instalan por su cuenta y debemos tener presencia hasta que ya no lo vean como opción”, señaló.
Contradicciones en la aplicación del reglamento
Pese a las intenciones de las autoridades y la justificación que se argumenta para controlar el ambulantaje informal, se observan contradicciones en la aplicación del “Reglamento para regular las actividades que realizan los comerciantes ambulantes… para el municipio de Tijuana”, tomando en cuenta los lineamientos que se establecen.
Dicho reglamento, en el Artículo 10º señala que “los comerciantes ambulantes (…) podrán ejercer el comercio en las áreas que a juicio del H. Ayuntamiento de Tijuana se determinen, siempre y cuando no se afecte el interés turístico, histórico, el orden público, la moral y las buenas costumbres, la ecología o la salubridad”.
Bajo ese argumento, el mismo reglamento, en su Artículo 12, establece claramente la prohibición del ambulantaje en el primer cuadro de la ciudad, ya que, de acuerdo con sus consideraciones, “se constituye como parte del patrimonio histórico de los tijuanenses”.

El documento determina como primer cuadro de la ciudad, para los efectos de la aplicación de este Reglamento, “el área comprendida al norte por la calle Primera, al sur por la calle Sexta, al oriente por la Avenida Revolución y al poniente por la Avenida Niños Héroes”.
“Extensión en la que se prohíbe y por tanto no será autorizado bajo ninguna circunstancia de tiempo, modo o lugar, el ejercicio de la actividad comercial ambulante en puestos fijos o semifijos”, acentúa el reglamento.
Los líderes comerciantes coincidieron en que el reglamento es muy claro y tajante, al no permitir la instalación de vendedores ambulantes en el primer cuadro de la ciudad, lo cual no está sucediendo, por lo que hicieron un llamado a las autoridades para respetar el propio reglamento que les rige.