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Un gélido letargo: Abyssal y su álbum Glacial

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En la música, trabajar con ritmos moderadamente acelerados es una tarea relativamente fácil, pues el público ya está predispuesto a responder de manera positiva a un pulso constante; incluso una canción no tan “buena”, puede ser bien recibida -aunque sea a nivel superficial- si su ritmo es contagioso y constante. Pero, trabajar con compases lentos y dejando largos espacios entre cada nota, además de usar recursos mínimos en cuanto a instrumentación, no siempre es bien recibido, pues pone a prueba la paciencia y la capacidad de atención. 

Personalmente, confieso que incluso siendo un escucha habitual de cosas minimalistas, muchas veces me topo con obras o artistas que sí me resultan aburridas, pues no hay -o no encuentro, mejor dicho- un sentido de dirección. A veces me gusta comparar este tipo de música con un thriller, en donde la expectativa y la tensión son ingredientes clave -al menos para mí- para mantener la intriga, y para el gusto de quien esto escribe, la banda local de funeral doom, Abyssal, son un excelente ejemplo de esto. 

Las canciones de Abyssal son monolitos de distorsión, frecuencias bajas y lento andar, pero siempre logran expresar algo distinto en cada uno de sus lanzamientos; la agrupación no se desvía de su ya característico funeral doom pero su esencia y sensibilidad toma varias formas en cada uno de sus álbumes, y Glacial, su más reciente producción, destaca por ser su entrega más dinámica hasta la fecha. 

El amplio rango de este álbum es una grata sorpresa, pues, lo que la banda prometía era una exploración de ritmos más lentos que de costumbre y, al menos un servidor, esperaba una continuación de la furia melancólica de A Deep Sea Funeral (2022), y de cierto modo lo es, pero al mismo tiempo no. Glacial comienza con pasajes limpios y atmosféricos como su predecesor, aunque aquí nos reciben unas solitarias guitarras acústicas a quienes no tardan en acompañarlas una meditativa voz gutural. Eventualmente las guitarras se condensan en una espesa tormenta de distorsión que se torna cada vez más fuerte. Describir lo que viene después, sería una especie de spoiler, así que sólo me limitaré a decir que la sensación generada es la de, no sólo presenciar un majestuoso derrumbe, sino de estar al centro de este y resistirlo, yendo a contracorriente, luchando para llegar a la cima en una explosiva catarsis. 

El cierre lo da una serie de acordes que se sofocan ante la llegada de una gélida corriente que bien puede indicar un final optimista o resignación ante un desapacible panorama, pero poco importa saber la conclusión de esta historia. Abyssal jugó con nuestras expectativas, afortunadamente no sólo proyectando la desolación de un paisaje ártico, sino que también capturó fielmente la violenta furia de la naturaleza. 

Por más que admire la variedad y el amplio rango de una banda o artista, le tengo un rincón especial a quienes logran brindar una experiencia diferente sin la necesidad de drásticos cambios estilísticos. Grupos como Meshuggah, por ejemplo, han sabido pulir su estilo, evolucionando dentro de su burbuja, ofreciendo versiones distintas de sí mismos, cada una tan cautivadora como la anterior. Abyssal tiene una habilidad similar, pues están comprometidos con su sonido, evitando las tendencias, manteniendo su esencia intacta, pero no a costa de la repetición. Glacial es un álbum esencial del metal hecho en México y uno de los favoritos de este año para mí. 

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