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Tu esencia musical es un rompecabezas de miles de piezas: El regreso de Los Concorde

Foto: Internet
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El regreso de Los Concorde está advertido. A pesar de los limitados pormenores, ya lo estamos saboreando.

Te remontas a la primera computadora en casa, la llegada del internet, la descarga ilegal de música; descubrimientos al azar. Sin la precisión del año exacto: Ares, Limewire, no hace falta más para el estimado en tiempos.

Más allá de Los Cadetes de Linares, Grupo Bronco o Mandingo, consumo cotidiano en casa tradicional regiomontana. La diversidad musical llegó de maneras misteriosas. Horas y horas detrás de un viejo monitor de segunda con una exquisita sensación al degustar música nueva. 

Banda sonora que ameniza la transición de la niñez a la adolescencia. Un montón de cambios y rebeldía contenidas. Salivaciones desmedidas al primer acorde a lo desconocido, a lo novedoso y fresco. Eso que incluso pudo haber estado navegando en las entrañas del Internet o, más bien, de asfalto y grandes ciudades. De mano en mano. Cassettes, discos o vinilos. Tocadas. Hoy ante las nuevas formas de crear y hacer llegar la música de forma global e inmediata. Ventajas y desventajas. Ha sido un arduo trabajo de adaptación para las bandas, los músicos y cantantes. 

Habito un cuerpo que ha sido poseído por el ente de la diversidad musical a través de los años. De lo clásico a lo novedoso. Eso incluso atípico y de complicada digestión para los que han elegido vivir o desvivirse por un solo género. Elegir una y otra vez sin más un género para la eternidad. 

Los Concorde llegaron a mi con “Rompecabezas” quizá en alguno de los pocos canales musicales a los que tenía acceso. Echada, en cama, sin preocupaciones. Con el alarido de padre a lo lejos: haz algo de provecho, ¿Esos pinches videítos qué?

Hoy mis horas de pereza frente al monitor o el televisor han acumulado incontables cantidades de datos innecesarios. O quizá hoy necesarios para tomarme el atrevimiento de cubrir conciertos y escribir sobre ello. Después del “descubrimiento” prosigue la búsqueda de una “comunidad” de iguales. Casi todos ellos por azar o destino. 

Eligieron trabajar en tiendas de discos. Verte a lo lejos merodear entre las novedades. Hacer su labor más allá de la venta. Recomendar un buen álbum, una buena banda. Adquirir a duras penas uno o dos álbumes y prometer regresar a fin de mes con el dinero acumulado que te da tu abuelo cada domingo pa alimentar al monstruo melómano insaciable en el que te vas convirtiendo.

El regreso de una banda tan esencial para el rock en México como Los Concorde es un hecho que va más allá de simple nostalgia. Es la madurez en conjunto de sus integrantes (Leo de Lozanne, Jonaz, Mauricio Clavería, Poncho Toledo) que durante todo este tiempo se han mantenido activos en diversos proyectos musicales.

Las grandes expectativas que podríamos tener de escuchar un sonido nuevo se van a terminar yendo al carajo al verles en vivo y escuchar el intro y primeros acordes de: “Y todo lo que nunca fue, y lo que no dejamos ser, tratamos de taparlo con un dedo…”

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