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Tres poemas del libro ‘Algazara’ de la escritora tijuanense Karla Ruiz

Foto: Fragmento de la portada del libro
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Dentro de la oferta literaria que emerge continuamente en Tijuana, hay creadores que destacan por la introspección manifiesta en sus obras, que buscan encontrar una voz propia con resonancia, distanciándose de los clichés temáticos que suelen manifestarse en esta región fronteriza.

La escritora y docente de literatura, Karla Ruiz, es un claro ejemplo de ello y así lo podemos apreciar en su libro Algazara, que recién fue publicado por Lapicero Rojo Editorial, un sello netamente tijuanense que también se ha encargado de impulsar estas nuevas voces propositivas.

En este libro de poesía y prosa, la autora “recupera las voces que se pierden en la oscuridad del pasado, en la nostalgia y, tal vez, en la pena”, como ella misma lo explica. Textos que fueron desarrollados durante 10 años que en su momento no fueron publicados por ese temor natural que existe cuando la obra parte desde una intimidad creativa.

“En cada página vuelco fragmentos de mi vida, emociones difíciles de traducir, momentos en los que el amor, la incertidumbre y la necesidad de pertenecer se enfrentan con las expectativas y los silencios. A través de la poesía y la prosa, hablo de lo cotidiano y lo trascendental: de un café en viernes, de los árboles de naranjo que me resguardan y de los fantasmas filosóficos que me habitan”, explica la autora.

A continuación te compartimos tres textos que comprenden este libro y que amablemente nos compartió como primicia la autora.

 

Algazara

En el cubo
una sombra de silencio
baila el juego de la algazara
nada indómita
aguzada
blanca: alma.
¿Qué es ser yo?
¿Acaso no es ser arena de mar?
¿Fonema de carne
vacío estrepitoso?
¿Forma de guitarra culposa?
Se es cuando se habla.
– Según Heidegger, por el tiempo –
       (no es un acuerdo)
además de estar
arrojada       o         hundida en este mundo
la cuestión es que permanezco
con esto, cuerpo.
Un mundo, espejo roto
refleja sombras de antiguas batallas
murmullos del río de cemento
  destila aguas claras.
Desnuda, la penumbra lánguida va
   baila
mientras el faro camina a una zona abisal
barcos, sombras de centenario
un desierto
la frontera
vida que se va
niñas que caminan
                vita activa.

 

Dibujo: Karla Ruiz

Angustía…

Se mecía el tiempo y él yacía esperando, callado. Una sombra muy a prisa llegaba al lugar de aquél hombre. Una gota de lluvia brotó del suelo, su fuerza alcanzó las lágrimas de un niño. Su madre no llegaba y su padre yacía esperando, callado.

 

Dibujo: Karla Ruiz

Fía

Eran las siete de la mañana. Un día nublado, como la mayoría de mis días por ahí. Se hacía tarde para tomar el autobús y llegar al aeropuerto. Sí, era muy tarde. Tenía 30 minutos para abordar. Todo indicaba que no debía llegar a mi asiento 12-D. Insistí y corrí hacia mi avión, ya estaba por salir. Puse mi mochila en la parte superior y me senté. El ambiente era ruidoso; todos platicaban muy emocionados, pero al mismo tiempo con un rostro de pánico. Observé hacia afuera. Era la Ciudad de México, aparentemente. Aún no recuerdo cuándo llegué. ¿Café o agua? El avión comenzaba a despegar. El orden de las cosas cambió. Giré mi cabeza hacia la ventanilla derecha… el avión se tambaleaba. Humo. Un ala rota. Aterrizaje de emergencia. Giré de nuevo mi cabeza, pero esta vez hacia la izquierda; se borraba el tono gris del cielo y ya no veía el humo. El avión siguió subiendo. Al tiempo —no sé cuánto—, volvía un sentido de extrañeza entre todos los pasajeros. El avión caía súbitamente. Regresé al suelo y veía todo en un abrir y cerrar de ojos. Esa fue la razón de un sueño.

 


Karla Ruiz es licenciada en Docencia en Lengua y Literatura por la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), y egresada de la Maestría en Historia de la misma Universidad. También es ingeniera en Sistemas Computacionales, y maestra en Educación Digital, e-learning y Redes Sociales. También es docente de asignatura en la UABC e investigadora en la empresa Amco, especializándose en Inteligencia Artificial.
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