-Somos, si/no somos-no Somos-
Por Sebastián Franco
El agua se queda hirviendo en los rincones del salón.
Y si tu no reclamas las ganas, te vas a quedar cansada en un rincón.
¿No sé si valdrá la pena seguir viendo tus historias pasajeras?
A fin de cuentas, mujer, somos el virus que se replica con la abstinencia.
Sube las escaleras y comparte tu quejar, largándote a los gritos como un niño.
De esos que lloran sin razón, que no comprenden su realidad, que no se quedan en su sitio.
Somos la herida lacerante de los días. El yugo obstinado, la bota del general suprimiendo la cabeza del soldado razo.
El placer abyecto de cuestionar a quien menos sabe, a quien no ve porque no quiere, a quien no habla porque no se atreve.
Me preocupa convertirme en una burla de mí, en la parodia de quien fui.
Y así repetirme como aquel arlequín que, sin ser falso, pero cayendo en trampas que algún día aborrecí.
Me cuestiono tu historia y la mía, y más allá de generar un diálogo, no tengo reparo en producir un decálogo.
¿Miseria? La de los chicos al sur. ¿Pobreza? la de la gente en su interior.
Burla del terreno fértil, un prado quemado que no da cosecha, que no sirve a la platea.
Tierra maldita rodeada de mar, circundada por bares, de puta tristeza convertida en cantos a la baja.
Somos, tú y yo, un equipo que se fue a la B, un café recalentado en una oficina sin ventanas.
Somos la desgracia de la humanidad, desvaneciéndose en la humildad que queda a contadas rodajas.
Lamentablemente somos eso, tú y yo, te digo.
El corte de caja al final de la jornada cuando las cuentas no cuadran. Somos el parásito sentado en el sillón. Un gato sin hogar remilgado como holgazán.
Somos un juicio sin jurado, somos las instancias legales todas compradas.
Somos un tango sin pañuelos y sin lágrimas. El lladró de la abuela sin limpiar.
Somos la sal que cae de los ojos. Los llantos del mar a medio cerrar.
S.F.C. (01/08/2024-2:32PM)