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Roba como un artista

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Robar a un autor es plagio; robar a varios es inspiración.

Seguramente te habrás encontrado a lo largo de tu vida con diversas obras que guardan similitudes con otras anteriores, ya sean películas, libros, canciones o incluso ideas que se te ocurren y luego descubres que alguien ya las pensó antes que tú.

Primero que nada, no hay nada nuevo bajo el sol. Lo que tú crees que es una innovación o algo original nunca antes visto probablemente es la reinvención de algo creado hace décadas o siglos y que no había encontrado forma de resurgir hasta ahora. Pero eso no tiene nada de malo y te explicaré por qué.

El dramaturgo Carlo Gozzi afirmó que solo existen 36 tramas posibles y, aunque probablemente haya más, lo cierto es que la base del drama de todas las historias que nos contamos sigue siendo la misma: el hombre en conflicto con un elemento externo o interno. La base sigue siendo el conflicto, ya sea en el teatro, el cine o la literatura. Si ni siquiera los más grandes autores han escapado de robar fragmentos de las obras que los influyeron, ¿Qué nos hace pensar que nosotros podemos ser mejores que ellos?

En la medida en que nos hagamos conscientes de que lo que consumimos influye en la creación de nuestro arte, aprenderemos a ser más selectivos con el arte e influencias que consumimos. Partiendo de esto, podemos conscientemente moldear nuestro proceso creativo, consumiendo piezas de arte que sabemos que eventualmente, y en conjunto con otras influencias diferentes, engendrarán algo similar y a la vez auténtico.

No debemos tener miedo a que nuestro arte sea comparable al de otros, siempre y cuando sepamos que, por mucho que se parezca, guarda parte de nosotros.

El ego artístico nos nubla el juicio y aparta la mirada del hecho de que no somos nada en la gran línea de tiempo de la historia humana. Debemos agradecer el trabajo de los que nos antecedieron, honrando la huella que ellos dejaron en nosotros y esperando que lo poco que hagamos en nuestra vida algún día inspire a otros.

Recientemente leí el libro “Roba como un artista: Las 10 cosas que nadie te ha dicho acerca de ser creativo” del autor Austin Kleon, y me hizo reflexionar sobre cómo los creativos tenemos esta fijación por crear siempre algo nuevo y distinto a todo lo demás, como si eso por sí solo nos fuera a dar reconocimiento o validara nuestro trabajo. Pero ahora creo que, más bien, es el buen uso de los elementos que influyeron en nosotros lo que puede hacer que una obra sea buena.

Y la cosa no para ahí, ya que al ser conscientes de esto, podemos buscar nuevas influencias fuera de las que ya conocemos e ir ampliando nuestro acervo. Esto sin duda puede ayudarnos a crear cosas diferentes y a pensar de manera distinta. El artista debería ser como una serpiente que muda de piel constantemente para mantenerse joven, porque cuando no es así, inevitablemente nos vamos secando como una pasa, y no a todos les gustan las pasas.

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