#Periférica | Tengo un crush con Alejandro Zambra, a partir de ‘Camilo’
Jamás voy a poder hablar de Chile o escuchar el acento chileno sin recordar a uno de mis mejores maestros de Historiografía, el Dr. Rodrigo, que dicho sea de paso, para mí siempre será así: “Mi maestro chileno”, aquel fan de Kiss y con quien podía cantar canciones de Attaque 77. Indiscutible e innegablemente, Camilo me recordó a él.
Quiero comentar que estas vacaciones de Semana Santa y pascua, revisé parte de la colección que tiene el Fondo de Cultura Económica llamada Vientos del pueblo. Son bastantes ejemplares con un precio muy accesible, y estos llevan como intención primordial “promover la lectura por contagio”, logrando definitivamente su cometido.
Me propuse a checar los más posibles, ya que su lectura en ocasiones no te lleva ni una hora y, siendo honesta, hay muchos autores que desconozco o desconocía, como Alejandro Zambra.
Zambra es un escritor chileno, del 75, considerado uno de los escritores más importantes de la lengua española, y lo creo fielmente, aunque por ahora solo haya leído un viento del pueblo titulado Camilo. Quiero imaginar que ellos se conocieron y que hizo un homenaje a un amigo con tintes similares, muy entrañable.
Desde que comienza su narrativa te atrapa, pienso que es una especie de crónica o quizá es solamente un relato que quiso abordar con nostalgia y que a nosotrxs, los enfermos de ese mal, nos llegó a la médula.
Camilo puede ser el hijo de cualquier padre ausente de América latina, el amigo al que alguna vez admiramos o de quien nos enamoramos, el pariente adoptivo amado por nuestrxs padres, etcétera. Aquel que te enseñará de la vida no solo en la etapa en que se sostuvo el vínculo, sino que llevarás de viaje por la vida, como parte de varias de tus mejores anécdotas donde estuvo presente.
Narrado en un ambiente de barrio a partir de los 80s, hasta como diría Benito Martínez “el dosmil por siempre”, Camilo explora la convivencia de una familia promedio chilena, añadiendo profundas reflexiones sobre lo cotidiano del momento, que transcurría en determinados años usando el recurso de las memorias del futbol y la música rock, así como algunos episodios sobre la dictadura para rescatar el panorama que se habitaba en ese entonces, narrado atinadamente en segunda persona y logrando totalmente la complicidad con el lector.
Con ilustraciones de Mujer Gallina y un total de 33 páginas, definitivamente es un libro que vale la pena leer y te deja con las ganas de darle seguimiento a la obra del autor.