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#Periférica | Reflexiones sobre el ensayo “Dios tiene tripas” de Laura Sofía Rivero

Foto: Librería Casa Tomada
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El presente que habitamos es lo más cercano que tenemos al futuro, hablar de este es sinónimo de avance en cualquier rubro que intentemos tocar.

Hemos fantaseado durante muchas épocas con la idea de que, entre más avanza el tiempo, la modernidad nos llevará a nuevas formas de socialización que harán converger de forma más eficaz la comunicación con nuestras acciones y hábitos cotidianos.

Sin embargo, hay situaciones que parecen que no avanzan en el tiempo y se mantienen en el pudor y los prejuicios como lo son nuestros desechos humanos. Sí, claramente estamos hablando de la defecación, el sudor, el vómito, las mucosidades, etcétera.

En ese tenor, Laura Sofia Rivero, ensayista de la Ciudad de México, nos brinda sus muy atinadas, divertidas y hasta históricas reflexiones en su libro Dios tiene tripas, meditaciones sobre nuestros desechos.

Quiero comenzar puntualizando que cuando me enfrenté con este libro fue meramente por el título, acto seguido, al leer la contraportada, me pareció en efecto un tema curioso y poco explorado por mí, en ese momento no pensé que el trabajo que tenía en mis manos realmente es un tema que se sigue considerando hasta cierto punto tabú con todo y la globalización que nos habita y no nosotros a ella.

Dios tiene tripas, comienza por un prefacio que te advierte el cause por donde te conducirá la autora y, aunque sabes que probablemente la información que te brinda en cada uno de los apartados te puede resultar incómoda, simplemente no paras de leerlo, sus descripciones son muy interesantes sobre nuestras deyecciones y cómo actuamos respecto a las situaciones que hay alrededor de ello.

Nos sumergimos en la pena y en la necesidad de no hablar de un simple malestar estomacal, en esa profundidad arroja un dato duro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que uno de cada 10 niños en el mundo muere de diarrea antes de cumplir los cinco años. Dicho por ella, morir de diarrea, deshidratación o pobreza, parecen ser causas análogas, esto significa que una va de la mano con la otra, ya que debemos recordar que el tema de la salud muchas veces es un privilegio de clase.

El hilo conductor del libro va dividido en un prefacio y 11 capítulos titulados de una forma muy seductora para un lector ávido de curiosidad y conocimiento: “Corre que te alcanza”, “Prohibido orinar en la calle”, “No hay papel”, “Al fondo, a la derecha: las fiestas y los baños”, “Sobre los rumores del cuerpo”, “Guía para el uso del baño público ”, “Mitos y rituales de la espuma”, “Viviendas: estampas del drenaje compartido”, “Puto el que lo lea”, “Baby alive: los niños y las excreciones”, “Asclepio y Hermes: la salud, la riqueza” y “Registro de usuarios”, cada uno con su peculiar narrativa.

Personalmente, el ensayo de Laura Sofía Rivero me parece un documento importante, cuya genialidad no se discute y justo en el contexto que habitamos actualmente me hizo tener varias reflexiones donde debo comentar que hay muchos datos que desconocía y me llevan a pensar en la desigualdad social como países del tercer mundo, en una Latinoamérica constantemente golpeada.

En varias ocasiones, este medio digital y su contenido tan cercano a los migrantes nos ha acercado al contexto que habitan nuestros hermanos, es inevitable no pensar en ellos como entes que son apartados de las políticas de salud pública y tratados de una forma infrahumana. Si bien el ensayo no puntualiza dicho tema, no está de más reflexionar como resuelven nuestros paisanos estas situaciones que parecen tan mundanas y aun así siguen siendo motivo de delito.

Recordé una anécdota de un conocido que fue deportado porque su hija, una niña de cinco años, tenía muchas ganas de orinar y se aferró a no hacerlo en el carro, obligándolo a pararse en un free way para saciar la necesidad de esta, no contando que llegaría en ese momento una patrulla, dejando a la niña custodiada y llevándose al papá cual criminal, en un acto meramente inocente.

Nuestros deshechos que siguen siendo tema de controversia, plasmados en un ensayo, digno de ser leído en la comodidad de nuestro retrete, nos invitan a interiorizar sobre cómo tener nuestras funciones del cuerpo de manera regular se convierte en un privilegio, que nos lleva justo a pensar cómo más de la mitad de la población mundial no tiene acceso a un baño, mucho menos a la limpieza por salud del cuerpo mismo.

1 comentario
  1. Maribel dice

    👏🏻

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