#Periférica | El tiempo se detiene en ‘Álbum de las ausencias’ de Jorge Manzanilla
La palabra migrar bien podría ser sinónimo de ausencia; cuando uno muda a otro lugar, hay un sinfín de cosas que se van y otras que permanecen. En el caso de los migrantes es más aquello que se queda y permea por no llegar al olvido.
El escritor Jorge Manzanilla ejecuta una brutal estampida de versos que trastocan la piel y las memorias en sus poemas Álbum de las ausencias, publicados en la selección del Premio Fronterizo Pellicer – Frost del año 2017, realizada por Luis Armenta Malpica, Gustavo Iñiguez y Rigoberto González, y publicada por Mantis Editores. Un compilado en el que también aparecen otros autores, sin embargo, nos detenemos justo allí, con dicho poeta, para observar la relación entre la figura paterna, el migrar y la ausencia en todo el sentido.
Álbum de las ausencias puede que parezca la catarsis que vive un hijo al expresar el movimiento migratorio de su padre, sin embargo, logra también un tremendo diálogo con el duelo que se presenta al vivir una ausencia: moldearla, darle espacio, una forma y asignarle un sentimiento.
Recordemos que no siempre lo que sentimos cuando alguien se marcha es tristeza, a veces hay confusión, rabia, quizá la sensación de no poder avanzar con nuestra vida.
“Primer acto:
un migrante; empaca su nombre y se lo entrega al olvido.
Segundo acto:
mi padre muere de nostalgia entre Juárez y El paso.
Tercer acto:
la muerte es fábula de migrantes.
Último acto:
brindis de despedida.”
Cuando a un hijo se le presenta la ausencia de un padre, hay cambios significativos en la psique que se manifiestan como inestabilidad emocional y conductual; las personas enferman originando sentimientos y cogniciones de soledad, desprotección, orfandad y depresión. Justamente estas sensaciones se plasman en este escrito que profundiza como vive el hijo una pérdida irreparable.
“3. No hable de la infancia con la boca llena de nostalgia.”
Tras la migración se sabe que de igual forma dejar el terruño es también llevarlo a cuestas como una carga de verdad pesada a donde nos movamos, a donde sea que se mueva el que se va. Es sin duda un duelo constante de soledad que conlleva razones significativas para realizar el acto, esencialmente: la carencia, esa falta de recursos y el anhelo de vivir mejor, la seguridad y la protección.
“Cierre los ojos, inhale y retenga:
¿a quién no le ha dolido el tiempo?”
Pero ¿Qué pasa cuando el migrante muere lejos de los suyos, su hogar y su patria? Un golpe más a la realidad, un abono al inacabable duelo, una certeza de que nunca se terminará de llorar.
“En este Álbum de las ausencias
todos nacemos sin rostro.”
¿Se puede vivir en paz con la ausencia de un migrante, un migrante padre, un padre muerto?
“La eternidad está en el envés de los ojos.
Lo supe a través de mi padre
que lloró desde su sangre
y vive en el Álbum de las ausencias”