Escuchar en vivo a Café Tacvba siempre va a ser sinónimo de calidad y para muchos de mi generación, de recordar viejos tiempos, buenas anécdotas y una que otra party donde en algún momento nos acompañó algunas de sus rolas, sobre todo las universitarias, donde la vida fluctuaba de una manera a flor de piel.
Que decir de la banda Inspector, todo un referente nacional del ska, con quienes llegamos a ponernos sendas borracheras entre compas dolidos o solo por el gusto de bailar y gozar con sus rolas que también han marcado ya al menos a dos generaciones.
Esto va a colación por la presentación que ambas bandas tuvieron el pasado sábado 15 de julio en Tijuana, en lo que fue la primera edición del Cheve & Taco Fest, organizado por Trilogy Eventos, y que se llevó a cabo en el estacionamiento de la Plaza Monumental de Playas de Tijuana.
La tarde soleada del sábado pintaba para tener un ambiente totalmente playero, siendo que esta plaza es la única en el mundo que se sitúa a la orilla del mar, donde desde temprana hora llegaron los puestos de tacos y cheve, que harían el deleite de los miles de personas que al final se congregaron.
Llegamos al evento justo cuando terminaba de tocar la banda Yax Balam, así que no pude apreciar mucho su música y nos tocó aventarnos de inicio el show de Los Rattlesnakes, una banda de Playas que ya traía ganas de escuchar en vivo y que, a mi parecer, debió haber estado más arriba en el orden de bandas pues de las locales, fue la que más se rifó arriba del escenario poniendo buen ambiente.
Para ese momento la zona VIP se veía deslucida, con un enorme hueco que distanciaba a los que pagaron la zona general, lo que nos hizo vaticinar que en algún momento se podría salir de control considerando la cantidad de gente que estaba del otro lado de las vallas.
Arriba del escenario continuó Armagedon, una banda de power metal que me sorprendió bastante, sobre todo por la ejecución musical de sus rolas y la voz de su vocalista, quien se la sabe de lo que va aquello de ser frontman de una banda metalera. Lástima que también fueran colocados muy temprano en el orden de bandas.
Continuó Mariachi & Gun, una banda con un concepto de rolas de mariachi en versión roqueras, con alusión a la tradición de la música mexicana, pero que no logró del todo conectar con el público presente, aunque la producción que traen de su concepto parece interesante.
Niña Galaxia me agarró echándome un bajón de tacos, por lo que solamente pude apreciar la mitad de su show a la distancia y la otra parte ya de cerca, poniendo buen ambiente, sobre todo por el carisma y conexión que generó su vocalista con la gente. Una bandita a la que hay que seguirle la pista.
Los regaetoneros Big Freeze y RYKZ se apoderaron después de la tarima, poniendo a bailar a algunos de los presentes con una ejecución más festiva, aunque muchos de los asistentes se dejaron llevar más por las exuberantes bailarinas que los acompañaron en el escenario.
Para ese momento el lugar todavía se notaba un poco deslucido en la zona VIP, donde nos tocó estar a falta de un área de prensa, como suele haber en todo festival de esta índole, y el turno tocó para la banda Cinemha, a quienes me tocó ver por primera vez y la neta se rifaron, también es de los que les tenemos que seguir la pista porque traen buen rollo.
Palos Verdes y Nosis, dos de las bandas locales que muchas personas esperábamos escuchar en vivo en el evento, no se presentaron, cancelaron antes del concierto (sus motivos y los de los organizadores tendrán) y entonces se dio paso a The Color Forty Nine, una banda de San Diego difícil de catalogar realmente interesante y buena.
La noche ya nos había cubierto con su manto cuando los sandieguinos nos atraparon con su música con tintes psicodélicos, western y sombríos, que nos metieron a todos en un trance sónico que dinamitó cuando al escenario subió Rubén Albarrán para acompañarlos cantando la rola “What Would I Know? / ¿Yo Que Sé?”
Uno de los momentos esperados llegó después, cuando Inspector subió al escenario y el estruendo musical generó la aclamación de los miles que ya formaban parte del público presente y que propició que la gente que se encontraba en la zona general se brincará las vallas impulsadas por el júbilo de la ocasión.
“Amargo adiós”, “No piensa en ti”, “Y qué”, “Me estoy enamorando”, “Osito dormilón”, fueron solo algunas de las rolas que la banda compartió con su público, quienes se entregaron totalmente a la banda, sin embargo, el momento sublime fue también cuando invitaron a Rubén Albarrán para interpretar el clásico “Amnesia” y la de “Aunque no sea conmigo”, con la cual los regios le rindieron un sentido homenaje a su paisano el maestro Celso Piña.
Personalmente me gustó demasiado el tokin que ofrecieron, nunca me había tocado verlos en vivo y me sorprendió la energía que proyectan desde el escenario. Me latió mashín que el setlist de más de hora y media que prepararon estuvo muy bien estructurado (manteniendo las emociones a flote), sin encores, tocando todo de corrido: viejitas, románticas y los éxitos más aclamados.
La cereza del pastel la pusieron finalmente los de Café Tacvba, momento para el cual ya estaban totalmente extasiados los asistentes, quienes se mantuvieron en pie y coreando cada una de las rolas que los tacuvos compartieron desde el escenario.
Para ese momento las piernas ya no me andaban dando abasto, pero eso no me dejó disfrutar rolas como “Eres”, “Rarotonga”, “Chilanga banda”, “El baile y el salón”, “María”, “La chica banda” y muchas más con las que los de Satélite deleitaron al público en una noche que hicieron mágica y que se prolongó más allá de la 1 de la madrugada.
Sin duda alguna un festival que cumplió para los espectadores, cumpliendo su cometido de que pudieran ver a dos de las bandas más representativas del rock mexicano, pero del cual se deben sacar varias conclusiones y aprendizajes, considerando que fue la primera edición.
