En días recientes se instaló un cerco de malla ciclónica a la orilla de la canalización del Río Tijuana a la altura de la Garita El Chaparral y con extensión hasta el Cañón del Matadero, zona reconocida por la alta cantidad de cruces irregulares que realizan.
La instalación fue hecha por personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), misma que está a cargo de construir el Viaducto Elevado, una obra que deberá ser concluida antes de que finalice la actual administración federal.
En palabras de Enrique Lucero Vázquez, director de Atención al Migrante, la construcción del cerco y el aumento de cruces masivos es pura casualidad pues aseguró que no hay relación entre ambos.
“Es mera coincidencia que se instale este cerco en un momento donde hemos visto o estemos a lo mejor en crisis de cruces irregulares”.
Por otra parte, Rafael Alonso Hernández, director de Estudios Migratorios de El Colegio de la Frontera Norte (COLEF), sostuvo que este nuevo cerco refleja la falta de capacidad e iniciativa para abordar de manera integral la situación de las personas migrantes y en situación de calle.
Comentó que acciones como las realizadas por la SEDENA solo invisibilizan y dificultan aún más el tránsito de estas poblaciones. Según Hernández, “la puesta de estas vallas se plantea como soluciones a corto plazo”.
Destacó que la construcción del Viaducto Elevado sirve como una “justificación perfecta” para la instalación del cerco, pero subraya que estas medidas son soluciones a corto plazo que no abordan los problemas de fondo.
Además, puntualizó que México ha adoptado estrategias similares a las impuestas por Estados Unidos. Asimismo, consideró que el proceso de detectar, detener y deportar a personas irregulares se ha convertido en un engranaje funcional para los intereses de Estados Unidos.
