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Denuncian extorsiones, cobros de piso y amenazas en albergues para migrantes en Tijuana

Foto: Joebeth Terríquez
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La escalada de violencia e inseguridad que se vive en la ciudad fronteriza de Tijuana ha permeado de tal manera que, ahora son los albergues para migrantes y refugiados los que se han visto afectados por esta grave problemática.

Lo que era un secreto a voces entre este sector, lo han confirmado y denunciado públicamente los directivos y coordinadores de estos espacios, señalando ser víctimas de acoso, infiltraciones, cobros de piso y hasta amenazas de muerte.

El pastor Gustavo Banda Aceves, director del albergue Embajadores de Jesús, el más grande de Tijuana que alberga a alrededor de 1.300 personas y que se ubica en una zona vulnerable en la periferia de la ciudad, fue de los primeros en alzar la voz para denunciar públicamente las amenazas a las que se ha enfrentado por parte del crimen organizado.

El pastor Gustavo Banda Aceves, director del albergue Embajadores de Jesús. – Foto: Manuel Noctis

Amenazas por resguardar integridad de los desplazados

Banda Aceves aseguró a Nómadas que las amenazas de las que ha sido víctima devienen principalmente por el hecho de resguardar la integridad de los migrantes y desplazados, de quienes “el crimen se aprovecha para lucrar de distintas formas ante la situación adversa en la que se encuentran”.

“A nosotros nos han amenazado telefónicamente, quieren cobro de piso, pero no ha pasado a mayores; hemos levantamos acta de denuncia ante el Ministerio Público, pero no ha pasado absolutamente nada, antes teníamos vigilancia, ahora estamos desprotegidos por parte de las autoridades”, resaltó.

La misma situación la vive Susana Barrales, coordinadora de La Casita de Unión Trans, un albergue exclusivo para la población de migrantes y refugiados trans, quien dijo a Nómadas que “las amenazas de muerte que he tenido son relacionadas por el albergue, como yo soy la cara visible, vivo con botón de pánico en todos lados”.

Susana Barrales (al centro), coordinadora de La Casita de Unión Trans. – Foto: Janna Muñoz

“Este año he recibido cuatro amenazas de muerte, me han roto los cristales del carro y me han hecho muchas más cosas más fuertes; muchas compañeras se han ido (de Tijuana) por esa situación, pero nosotras seguimos, continuamos enfrentando la realidad”, destacó.

Claudia Portela, administradora general del Proyecto Salesiano Tijuana, también dijo a medios que “a nosotros ya nos visitaron, pero no dimos información. Nos comunicamos después entre varios coordinadores y posteriormente hablamos con asuntos prioritarios y se le está dando seguimiento este tema”.

“La inseguridad es un tema muy fuerte en la ciudad y viene en aumento, como activistas que somos y defensoras de derechos humanos tratamos de salvaguardar la integridad primero de los otros, pero sí, nosotros también nos hemos sentido inseguros, también ante la propia autoridad, sobre todo policías y Guardia Nacional.

“La inseguridad comenzó a permear a la sociedad desde distintas bases, antes la veíamos en un sector específico de Tijuana y hoy la vemos en todos lados y a todos los niveles, ya no es con un sector específico de la población; nosotros hemos recibido llamadas (amenazantes), pedradas, han intentado robar, entre otras cosas”, manifestó.

Claudia Portela, administradora del Proyecto Salesiano. – Foto: Manuel Noctis

Infiltraciones en los albergues para tráfico de migrantes

Portela refirió que otra problemática que han identificado son las infiltraciones del crimen en los propios albergues, con el afán de convencer a las personas para que paguen por cruzarlos por la frontera de forma irregular, “una táctica que muchas veces deriva en el secuestro y la extorsión”.

“En el albergue de hombres (Desayunador Salesiano Padre Chava) hemos identificado dos casos de polleros (traficantes de personas) infiltrados y en el albergue de mujeres (Don Bosco) tres casos. Se internan para reclutar, los vamos percibiendo de acuerdo con sus conductas y tratan de ingresar para comenzar a ver y planear sus actos”, detalló.

Estas infiltraciones también han sido detectadas en el albergue Misión Ágape Mundial, que se ubica en una zona conflictiva de Tijuana, en donde su director el pastor Albert Rivera Colón ha hecho públicos estos sucesos que consideró que “agravan la estancia de los desplazados que, de por sí, ya vienen huyendo de entornos de violencia”.

Todo el complejo del albergue Embajadores de Jesús visto desde las alturas. – Foto: Joebeth Terríquez

Desplazados buscados en Tijuana por sus propios agresores

Rivera Colón también expuso a medios otra problemática que está encendiendo las alertas en los albergues y es el hecho de que “los malosos que han violentado a los migrantes en sus lugares de origen, han venido a Tijuana a buscarlos y seguirlos amedrentando”.

Banda Aceves, del albergue Embajadores de Jesús, también lo confirmó: “Les han matado integrantes de sus familias, principalmente hombres, ahora llegan núcleos de mamás con sus familias y aquí también los siguen buscando, les siguen mandando mensajes amenazantes”.

“Durante el proceso de elecciones, fue un caso muy especial, porque les estaban mandando mensajes para obligarlos a regresar a sus pueblos de origen para tener que votar por las personas que les decían, bajo amenazas de que si no regresaban les iban a asesinar a algunos de los miembros que se habían quedado”, dijo.

Agregó que, “otro caso que está aconteciendo es que los migrantes les tienen que mandar 80 mil pesos por cada uno de los integrantes de las familias que salieron y si no, matan a los integrantes de los que se han quedado allá, es un caso sumamente difícil y los que están aquí nos han referido que les han mandado fotos de la iglesia en donde estamos, que ya los tienen ubicados y que van a venir por ellos”.

José María García Lara, coordinador del albergue Juventud 2000. – Foto: Manuel Noctis

José María García Lara, coordinador del albergue Juventud 2000, ubicado a un kilómetro del puerto fronterizo de San Ysidro, dijo a Nómadas que ellos también han detectado “esa situación tan compleja en la que los desplazados, una vez que llegan a Tijuana, son buscados acá por las personas que los han violentado, incluso ellos los han visto en alguna parte de la ciudad y la gente queda expuesta completamente ante estas personas que vienen desde sus lugares de origen para amedrentarlos”.

Ante toda esta problemática, los coordinadores de albergues han tenido que instrumentar sus propios protocolos de seguridad, y han solicitado también mayor resguardo por parte de las autoridades, considerando que además de ellos como defensores de los derechos, hay familias desplazadas y refugiadas que buscan una protección internacional, sobre todo las niñas y niños que quedan expuestos ante toda esta situación.

Familias en el albergue Juventud 2000. – Foto: Joebeth Terríquez (Tomada con el consentimiento de las personas).
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