De la música que llega al alma
La música es una de las expresiones artísticas del ser humano que más repercuten en las personas y de la que muy, pero muy pocos nos escapamos de ella. La bailamos, la cantamos, la hacemos parte de las fiestas, está presente en celebraciones, cuando nos ponemos a pensar o meditar y hasta en funerales nunca hace falta.
Sin embargo, de toda la música que escuchamos, sin importar el género o predilección, hay una música en particular que nos llega al alma, que tiene que ver con el estado de ánimo en el que nos encontramos cuando la escuchamos. Una música que se vuelve esencial porque las notas musicales, la letra y la melodía se insertan y vibran hasta las entrañas de acuerdo a lo que en el momento sentimos y estamos pasando.
No suele ser siempre así. Muchas veces solo nos gusta por su ritmo, pero de ahí que uno suela encontrar una canción que al primer momento de escucharla le pongamos repeat hasta el hartazgo y se vuelva la rola del día, la semana o hasta del mes. Aunque en realidad nunca nos hartamos de una canción que toca lo más profundo de nuestros sentimientos.
Desde que comencé a usar la plataforma de Spotify, además de buscar y escuchar lo que me gusta, y que ya he escuchado infinidad de veces, me doy a la tarea de dejar también que la reproducción aleatoria me sorprenda.
Siempre he pensado que, así como la vida, la música también tiene que sorprendernos y encontrarnos desprevenidos para que, en el momento menos pensado, sea una canción la que nos atrape y nos lleve por sendas conocidas o experimentales. En ello radica mi sentido y sensación de la comprensión de las ideas.
¿Cuántas veces nos ha pasado que estamos pensando infinidad de cosas en cualquier lugar que nos encontremos y de pronto, a lo lejos, escuchamos una canción que cimbra y sobredimensiona todo lo que justo estamos pensando? ¿Cuántas veces no nos hemos detenido en el camino porque, en algún lugar, suena una melodía perfecta para lo que vamos imaginando o ensoñando?
¿Quién la canta? ¿Quién es? ¿De quién proviene ese sonido, esa melodía que me removió hasta las entrañas? Es lo que suelo preguntarme cuando una canción me sorprende caminando por la calle, cuando voy en el taxi o cuando estoy en casa y dejo correr el Spotify para que me sorprenda.
Entonces, entra el sentido de la curiosidad por saber y escuchar más de lo que había percibido antes y ahí todo entra en función de la identificación con la rola o la banda.
Cuando lo descubres, entonces viene la magia de la música: llegas a casa, o si ya estás en ella, programas la canción, te sientas en el sillón o te acuestas en la cama o simplemente buscas el rincón más cómodo, le pones play y dejas que con la música lleguen el mar de ideas, de sentimientos o de pensamientos que habían estado guardados quizá de años, del momento o de lo que uno a veces quisiera que pasara.
Darle rienda suelta a las ideas y pensamientos escuchando una canción es de lo más placentero, liberador y sanador que yo he encontrado últimamente en la vida. Porque la música neta que purifica y muchas veces acomoda o reajusta las ideas y los dilemas. A veces hasta pone por un momento en cordura nuestros demonios.
Esa es la música que llega al alma, la música que renueva las emociones y satisface al corazón. Cuando uno encuentra esa correlación, entonces la canción se vuelve interminable en un mar de repeticiones que le damos al reproductor. No queremos que nunca termine esa melodía, ni que dejen de fluir los pensamientos.
Así he “descubierto” músicos, bandas y canciones que me llegaron al alma, que me han hecho palpitar infinidad de ocasiones y que los he abrazado y me han acompañado en el pasar de los años.
Por eso, desde que comencé a usar Spotify, dejo también que me sorprenda la música misma, y no recurro a lo que ya he escuchado infinidad de veces. Porque, como lo dije antes, así como la vida, la música también debe de sorprendernos, sacarnos de ese estado de confort y aventurarnos a nuevos horizontes.
Hermosa es pues y hermosa será siempre la música. Ya lo decía el filósofo alemán Friedrich Nietzsche: “Sin la música la vida sería un error” y yo estoy totalmente de acuerdo en ello.
Concuerdo mucho en dejar que la música nos encuentre como al poner al azar el reproductor de música para luego encontrarse con confrontaciones de los sentimientos, ideas y dilemas. Nos conectan a la diversidad cultural. La música ha sido parte fundamental de todo ser vivo, cumple la función de trasladarnos a nuestras profundidades de la mente, que muchas veces omitimos indagar, nos invita a pensar y cuestionar, la música de verdad que es un medio comunicativo a viajar en nuestras mentes una herramienta muy poderosa.