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Crepúsculo y Alba: Las exploraciones electroacústicas de Antonio Russek

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La historia de la música en México tiene varios huecos que han ido llenándose gracias al gran archivo de información que tenemos en Internet y a aquellos esfuerzos por materializar o desenterrar aquello que se creía olvidado a través de lanzamientos en formato físico, ya sea de material inédito o reediciones de álbumes seminales que rebasaron los límites de la apreciación artística en su época, pasando desapercibidos. Uno de los vacíos más notables es el de la música electroacústica, a pesar de que en México ha estado sucediendo tanto dentro de las instituciones académicas, como fuera de estas. 

De las figuras más representativas de esta práctica que mezcla la utilización de recursos acústicos para filtrarlos y manipularlos por medios electrónicos (cadenas de efectos, software, síntesis sonora), es el ingeniero y compositor coahuilense Antonio Russek, quien ha estado activo poco antes de los 80s hasta la fecha, con una carrera enfocada más en el cómo, investigando y explorando métodos para el diseño sonoro, aprovechando y estando al tanto de los avances tecnológicos resultando en un catálogo bastante extenso de material editado en distintos formatos. Se trata de alguien de quien su importancia no puede ser remarcada lo suficiente, pues no sólo es pionero en el ramo (adelantado por mucho a tendencias actuales como la composición algorítmica) sino que también ha sido un ávido promotor de esta disciplina, fungiendo como fundador de espacios como el Centro Independiente de Investigación Musical y Multimedia – CIIMM, para la curaduría, difusión, facilitación de laboratorios y talleres con el propósito de alentar a contemporáneos y futuras generaciones a adentrarse en procesos multimedia. 

Esto último es bastante importante, pues el crear brechas entre generaciones es menester para mantener una comunidad sana en la que el presente se apoye del pasado para fortalecer el futuro. Es vital reconocer el papel de quienes forjaron el camino sobre el que ahora estamos andando, aún cuando estos no nos hayan servido de influencia directa.

Y es precisamente con la intención de concientizar y darle el reconocimiento que Antonio tanto merece, que el sello capitalino OTONO (junto con Mexperimental Records) tomó la iniciativa de abrir una campaña de recaudación, para el lanzamiento en vinilo del LP doble titulado Crepúsculo/Alba que contiene material que data desde el 2003 al 2020, así como de la pieza Mandala (OTONO, 2023) en CD. Esta campaña también busca involucrar al público en general, ampliando la comunidad de escuchas, y acercando a una demográfica que usualmente no consumiría este tipo de affairs experimentales o que apenas se está adentrando en ellos.

Para quienes puedan no estar al tanto, el proceso y enfoque de Russek puede sonar muy intelectual y cerebral, pues las palabras “laboratorio”, “investigación” y “experimentación” suelen salir mucho a flote, pero lejos de ser indulgente, una de las razones por las cuales se le considera un maestro de la aplicación de recursos y técnicas electroacústicas en la composición, es precisamente por la profundidad y dinamismo de su obra. Tan solo en estos álbumes hay piezas incorpóreas que abren paso a glitches rítmicos que no estarían fuera de lugar en un álbum de Autechre; timbres reconocibles que se transforman en sonidos inexplicables; invitaciones a la serenidad y secuestros al desasosiego; se trata de mundos donde la vida orgánica y sintética no sólo conviven sino que crean organismos híbridos que nos hablan en un idioma que no siempre vamos a entender a nivel racional, pero sí a un nivel más visceral/anímico. 

Mandala, Crepúsculo y dos tracks de Alba pueden ser escuchados desde el Bandcamp de OTONO, para que la audiencia pueda darse una idea de lo que este lanzamiento contiene. En cada track las texturas son abundantes, cada una tan lúcida como la que le precede, que incluso una escucha casual desde un celular resultaría interesante, pero lo recomendable es el uso de audífonos para poder apreciar la genialidad y versatilidad de Russek, quien no sólo tiene crédito como compositor, sino que también la mezcla binaural y masterización estuvieron bajo su riguroso y meticuloso oído. 

Si te interesa dejarte atrapar por lo que ofrece la música electroacústica hecha en suelo nacional por uno de sus pioneros y quisieras extender tu apoyo, la campaña de recaudación termina el 25 de octubre de este año y tiene diferentes beneficios dependiendo de la cantidad aportada. Para más información y un video de presentación, puedes acceder a este link: https://igg.me/at/antoniorussek

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