Menores migrantes cumplen más de un año en Casas YMCA sin esperanza cercana de reunificación
Cuatro adolescentes migrantes no acompañados permanecen bajo resguardo en Casas YMCA de Tijuana desde hace más de un año. La falta de avances en los procesos de reunificación familiar y el contexto político migratorio hacen prever que su estancia se prolongue indefinidamente.
Sin reunificación a la vista
Valeria Ruiz, coordinadora general de Casa YMCA para niñez en movilidad, explicó que actualmente albergan a cuatro adolescentes, en contraste con momentos de mayor flujo cuando llegaron a tener hasta 18 menores. Señaló que debido a las políticas migratorias vigentes, los jóvenes llevan más de un año bajo su cuidado. “Quién sabe cuántos años más se vayan a quedar”, comentó.
La mayoría de estos menores provienen de Guatemala y Haití, y todos tienen familia, pero las posibilidades de reunificarse con ella se han desdibujado. “Las familias viven decepción en la situación, ya que los procesos de reunificación se han visto frustrados”, abundó Ruiz. Aclaró que, aunque el flujo de menores ha disminuido, no se han recibido canalizaciones recientes por parte del gobierno de Estados Unidos.
Ruiz detalló que cuando se suspenden los procesos migratorios hacia el norte, se empieza a buscar alternativas locales. Entre ellas se ha considerado la regularización en México, el retorno voluntario o incluso la integración temporal con otros familiares. Sin embargo, ninguna de estas opciones ha resuelto las situaciones actuales de los adolescentes en el albergue.
Entre emociones inestables y procesos escolares
La vida de los menores en el albergue ha sido emocionalmente compleja. “Para un adolescente tres días son demasiado. Pensar en un proceso de un año es un sube y baja de emociones, también en la esperanza”, expresó Ruiz. Agregó que han tenido que diseñar procesos terapéuticos más profundos para atender las secuelas de la espera y la separación familiar.
Comentó que se han enfocado en construir una vida lo más normal posible, integrándolos a la escuela, el deporte y otras actividades culturales. Actualmente, dos de los residentes están por graduarse de primaria y una adolescente concluirá la secundaria. A pesar de estos logros, Ruiz lamentó que el sistema burocrático no facilite su inserción total.
“Aunque en las escuelas los aceptan, si quieres tener un certificado o una boleta, necesitas un CURP y revalidación de estudios. Eso es complicado para chicos que ni hablan español totalmente bien”, señaló.
No obstante, celebró que Tijuana ofrece una red amplia de servicios y que el acceso escolar ha sido posible incluso sin tener una Tarjeta de Visitante por Razones Humanitarias.
Infancias marcadas por violencia y desarraigo
Ruiz subrayó que la violencia familiar, el crimen organizado y los conflictos civiles son las principales causas por las que los menores migran solos.
“Tenemos chicos que vienen de Haití donde la violencia civil está presente, y otros países donde quedarse no es alternativa”, dijo.
La separación familiar refuerza el vínculo entre los adolescentes y el equipo del albergue, que se ha convertido en su nueva red de apoyo. Insistió en que el reto actual no solo es dar refugio, sino ofrecer herramientas que les permitan tener una vida digna mientras no haya señales de reunificación.
“Se trata de aceptar este contexto político migratorio y ver qué herramientas tenemos en la ciudad para que lleven una vida lo más normal posible”, concluyó.