Blanca Lilian, migrante que llegó con la caravana a Tijuana, celebró sus XV años en Casa de Luz
Blanca Lilian López Hernández tenía solamente ocho años cuando llegó con su madre y dos hermanos a Tijuana, en 2018, en medio de una Caravana Migrante que conglomeró a miles de personas y que recorrió parte de Centroamérica y el territorio mexicano de sur a norte.
Tuvieron que abandonar su natal Guatemala buscando una vida mejor y caminaron durante dos meses pasando penurias. No pudieron cruzar a Estados Unidos, les costó asentarse en Tijuana, pero nunca perdieron la esperanza de un día poder gozar y disfrutar juntos en familia.

El pasado sábado 12 de abril, más de seis años después de aquella experiencia que le quedó marcada en su vida, Blanca Lilian se puso un vestido brillante azul, como el color de su bandera y muy feliz celebró sus XV años rodeada de su familia, amigos y seres queridos.
La celebración se realizó en el albergue Casa De Luz, en Playas de Tijuana, un lugar muy significativo que la quinceañera escogió porque fue ahí donde ella y su familia encontraron apoyo y regocijo en esta ciudad cuando no sabían nada sobre lo que pasaría con sus vidas.

Dejar todo atrás; Formar una nueva familia
En entrevista con Nómadas, la joven migrante que ya se dice sentir muy tijuanense, compartió su felicidad por ese momento tan significativo, después de haber dejado atrás a gran parte de su familia y todo lo que tenía antes en su natal Guatemala.
“Muy contenta por todo, porque aquí ya tengo una nueva familia, estás mis amigas de la escuela y también porque ya pasé de ser una niña a una adolescente, y ahora vienen nuevos retos que tengo que afrontar, estoy muy contenta”, expresó.

Blanca Lilian refirió que parte del proceso de adaptación que vivió en Tijuana, más allá de la familia que dejó en su país, fue el no contar con su padre, pero fue gracias al albergue Casa de Luz donde tuvieron por primera vez un hogar y donde la joven encontró a un nuevo papá.
Esa figura paterna la encontró en Irving Mondragón, el fundador del albergue, a quien le pidió de persona si podía asumir ese rol, pues para ella significaba mucho después de todo el apoyo y sustento que les brindó a ella y su familia.

“Sé que Irving no es mi papá-papá, pero yo lo reconozco como mi papá por el cariño que nos fuimos teniendo ambos y un día yo le dije papá y él me aceptó como su hija, por eso era importante para mi celebrarlo también en este lugar, que es como mi hogar”, destacó.
La joven detalló que fue gracias a ello y al apoyo que otras personas les han brindado, como pudieron finalmente establecerse en Tijuana, en donde Blanca Lilian ya se siente parte de, donde estudia el segundo grado de secundaria y donde piensa continuar con sus sueños.

“Sí extraño a mi familia de allá (de Guatemala), pero también he aprendido a soltar unas cosas que extrañaba de allá y aquí ya estoy mejor, súper bien, con mi mamá, con mis hermanos y a esta gente la acepté como mi familia ahora y ellos lo son todo para mí”, acotó.
No perder la fe y no rendirse
A propósito de los miles de niñas y niños que se encuentran en una situación como la que ella vivió, Blanca Lilian les externó un mensaje de fortaleza y les instó a “no perder la fe y no rendirse”.

“Le diría que nunca se rindan; uno siempre puede luchar por lo que quiere, uno sale de su país para tener una mejor vida, para salir adelante, y sí cuesta, pero si uno lucha y hace siempre ese esfuerzo, Dios se lo retribuye y le tiene un camino muy grande.
“Yo nunca me imaginé que un día estaría en Tijuana, tuvieron que pasar algunas cosas entre la familia y mi mamá decidió sacarnos para acá. Aquí tuvimos que acostumbrarnos y luchar, pero hoy estoy aquí, hoy todo está muy bien y estoy muy contenta de todo”, puntualizó.
