Baja California entre los 17 estados más vulnerables a catástrofes por cambio climático
México es uno de los 10 países con mayor riesgo catastrófico por cambio climático, de acuerdo con la ONU y 45% del territorio está expuesto a inundaciones, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres.
El 46% de las pérdidas presentadas por siniestros de riesgos hidrometeorológicos se concentran en Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Colima, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán.
Una de las consecuencias más visibles y preocupantes del cambio climático es el aumento del nivel del mar, un fenómeno que amenaza a muchas regiones costeras en todo el mundo, y que es impulsado principalmente por dos factores interrelacionados: la expansión térmica y la fusión de los glaciares y las capas de hielo.
En el caso específico de Baja California y Baja California Sur, ambas son áreas costeras y están situadas a baja altitud sobre el nivel del mar. Esto significa que son particularmente vulnerables a los fenómenos climáticos extremos asociados al cambio climático, como marejadas ciclónicas e inundaciones costeras.
Esta situación podría tener consecuencias graves para las zonas costeras, la infraestructura y los ecosistemas naturales de la región. Además de las inundaciones, el aumento del nivel del mar también puede tener otros impactos negativos.
Especialistas señalan que “la ocurrencia de un fenómeno natural con posibilidades de provocar un desastre en una ciudad, por ejemplo, traerá mayores consecuencias debido a la densidad de población, la actividad productiva y centralización de los poderes gubernamentales”.
Si bien, refieren que es importante tener en cuenta que estas proyecciones no significan necesariamente que toda la península será cubierta por agua en el futuro, pero sí resaltan la importancia de tomar medidas de adaptación y mitigación para enfrentar los impactos del cambio climático.
Esto incluye la planificación del uso del suelo para evitar el desarrollo en áreas vulnerables a las inundaciones, la construcción de infraestructuras costeras resilientes, la gestión sostenible de los recursos hídricos y la protección de ecosistemas costeros clave.