Alarma silenciosa: Niñas, niños y jóvenes abandonan sus hogares por problemas familiares
La fuga de niñas, niños y adolescentes de sus hogares debido a problemas familiares “es un grito silencioso que no podemos ignorar”, señaló Lorena Meléndez Yáñez, presidenta de la Fundación Manos Unidas por Rosarito, quien aseguró que con voluntad política y ciudadana pueden ser rescatados.
Agregó que “cada uno de estos jóvenes representa una vida llena de potencial y sueños” y reconoció que, lamentablemente, “un número importante de menores tienen como hogar un entorno de constante conflicto, violencia física y emocional, abuso sexual, negligencia severa, o padres con adicciones”.
“Estas circunstancias llevan a que muchos jóvenes consideren la fuga como su única vía de escape. Es muy común que se busque a alguna jovencita desaparecida y después se sabe que se fue con el novio o con amigos porque no estaba a gusto en su casa, porque sufría algún tipo de violencia o abuso; también se dan casos de adolescentes que no se sienten comprendidos y estas circunstancias llevan a que abandonen el hogar”, señaló.
La especialista destacó que los jóvenes que optan por esta ruta enfrentan un sinfín de peligros y desafíos en las calles, además de que un cuentan con acceso a recursos básicos como alimentación, vivienda y educación, y muchos terminan en situaciones de extrema vulnerabilidad.
“La explotación laboral, el tráfico de personas y la delincuencia juvenil son solo algunas de las amenazas que acechan a estos jóvenes”, manifestó, por lo que consideró importante “que exista un enfoque integral para los adolescentes y niños que involucre a las familias, las instituciones educativas, las organizaciones de la sociedad civil y las políticas públicas”.
Reiteró que es esencial fortalecer los sistemas de protección infantil y asegurar mecanismos efectivos para detectar y actuar ante situaciones de riesgo, pues, además de la violencia y vulnerabilidad a la que están expuestos, también las oportunidades de continuar con sus estudios se reducen. Según el INEGI, en 2022 el 8.7% de la población de 6 a 17 años no asistió a la escuela y el 7.4% fue por conflictos familiares.