Letizia Battaglia, la fotoperiodista que captó la belleza entre el horror de la mafia siciliana
Es conocida como “la fotógrafa de la mafia”, pero Letizia Battaglia (Palermo, 1935) es mucho más que eso. Su cámara ha inmortalizado con una gran angular decenas de retratos y centenares de escenas que forman la intrahistoria, a veces la historia misma, de su país natal.

Desde las protestas callejeras en Milán de la década de los 70 a los anni di piombo, las procesiones religiosas o los cadáveres dejados por la mafia… todo ello ha sido diseccionado bajo la mirada crítica, combativa y comprometida de la autora.

Hoy hace tres años falleció y en su foto se refleja la pasión y legado de esta fotoperiodista, editora y política que siempre consideró el acto de disparar su cámara como un derecho civil, además de un compromiso ético.

Su fotografía describe algunos de los acontecimientos más relevantes ocurridos en la segunda mitad del siglo pasado en Sicilia. Y lo hace con una lente gran angular, buscando ese primerísimo plano que busca la complicidad con el espectador y que muestra, a veces de manera descarnada, el gesto desafiante de un niño que empuña un arma, o el charco de sangre dejado por la última víctima de los Corleone.

Se trata, en definitiva, de una visión de la sociedad italiana a través de sus rostros, sus miserias –”durante años me he dedicado a fotografiar cadáveres”, confesó en referencia a los asesinatos de la mafia–, sus costumbres y tradiciones.

Letizia Battaglia estudió periodismo y comenzó escribiendo para el diario L’Ora. Hasta que descubrió la fotografía. Entonces dejó la pluma por la lente y trabajó como reportera gráfica. En 1985 ganó el Premio W. Eugene Smith de Fotografía Humanista y en 2007 le concedieron el Enrich Salomon-Preis de Alemania.

