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La ciudad es un archivo de memorias colectivas: La crónica visual de Héctor Lozano

Entrada a Playas de Tijuana a finales de la década de los cincuenta del siglo XX. Por: Héctor Lozano
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Por Andrés W. Espinoza

Una salida a caminar, un recorrido en carro o bicicleta por la ciudad, por sus calles y avenidas, nos permite observar aquellos cambios que a veces son imperceptibles; la ciudad en un pestañear se reconfigura. Gracias al trabajo de las y los fotógrafos o nómadas de la lente, podemos observar a detalle estas reconfiguraciones, pues a través del trabajo que con el tiempo se convierten en archivos o contenedores de memorias, nos van dejando vestigios que a las nuevas generaciones toca redescubrir y de esta manera comprender el espacio que habitamos.

En la década de los cincuenta del siglo XX surge la historia de un personaje que llega a Baja California proveniente de Guadalajara, Jalisco. No sabemos con exactitud en qué año, pero sí que en esa década está iniciando su carrera como corresponsal gráfico del periódico Baja California, cubriendo las secciones de deporte, nota roja y generales. En ese mismo contexto abre en distintos momentos dos estudios fotográficos, Lozano Fotos y posteriormente Laboratorios Fotocámara, este último ubicado en Avenida B (Constitución) en la Zona Centro de esta ciudad fronteriza de Tijuana.

Estación de gasolina ubicada en la Colonia Libertad. – Por: Héctor Lozano

Los trabajos que realizaba en Fotocámara eran el servicio de fotografía de eventos sociales en ambos lados de la frontera, así como de retrato y de familia. En cuanto a Lozano Fotos, al realizar un cruce de información con algunos ejemplares del  periódico Baja California, podemos detallar que fungía como una agencia de corresponsales que prestaba el servicio a este diario.

Ana Lozano, hija de don Héctor, nos cuenta que él tenía la rutina de salir a caminar por las calles de la colonia, o recorrer la ciudad en carro. Esta actividad lo llevó a realizar registros de diferentes espacios donde la comunidad aparece en primer plano. Podemos detenernos e imaginar a Héctor haciendo fotografía callejera, donde nos deja un testimonio de una ciudad reconfigurando su espacio urbano y donde la comunidad interactúa tranquila con los vecinos o comerciantes, rasgos que han caracterizado a Tijuana a lo largo de su historia.

Autorretrato de Héctor Lozano.

Con sus imágenes podemos diseñar un mapa, para poder visualizar la espacialidad por la cual él se movía y así marcar los procesos, hechos o anécdotas y/o vivencias que se llevaron a cabo en dichos lugares. Si hubiese existido Instagram, Lozano tuviera uno de los perfiles más vistos de esta frontera.

Los registros fotográficos del espacio urbano y comunitario de la ciudad son una fuente de información de primera mano y un puente entre el pasado y el presente para conectar y fortalecer el sentido de pertenencia e identidad. En ese sentido, Héctor Lozano, nos regala una mirada para visualizar desde otra óptica nuestra historia como tijuanenses.

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