Activistas de México y Estados Unidos se reunieron este Viernes Santo en el muro fronterizo de las playas de Tijuana, para realizar un viacrucis como protesta para señalar las repercusiones que traerán consigo el reemplazo de la valla divisoria que realiza el gobierno estadunidense.
A la protesta se sumaron obispos de diversas congregaciones de Estados Unidos, como la Iglesia Episcopal, quienes se unieron en colaboración con la Iglesia Fronteriza y acompañar también “en el dolor de las familias que han sido separadas por las leyes migratorias injustas de Estados Unidos”.
Así lo hizo saber Roberto Vivar, integrante del grupo del Parque de la Amistad y de la Iglesia Fronteriza Border Church, en entrevista con medios, quien resaltó que este viacrucis forma parte de una serie de actividades religiosas de Semana Santa que están llevando a cabo.
“Están crucificando al Parque de la Amistad”
Vivar resaltó que “este es un evento muy especial para nosotros por ser Viernes Santo, día en que el señor Jesucristo fue crucificado, pero también es un símbolo para nosotros porque con la acción de crear muros de 30 pies es una forma de estar crucificando nuestro Parque Binacional de la Amistad”.
Recalcó que la idea de salvaguardar este espacio es porque “para nosotros es un lugar sagrado porque es el único sitio en la frontera entre México y Estados Unidos donde las familias que han sido separadas por esas leyes injustas de migración pueden reunirse y ser una familia de nuevo, aunque sea unas horas en fin de semana”.
Daniel Watman, coordinador del Jardín Binacional de la Amistad, detalló a medios que el gobierno estadunidense está reemplazando el muro principal y el secundario por otros de 30 pies de alto y, recalcó, que “lo que básicamente están haciendo es convertir el parque en una prisión y estamos en contra de eso”.
“Queremos un parque, la comunidad necesita un parque, no una prisión. La idea tras la crucifixión es mostrar cómo están crucificando al parque y lo que queremos es un espacio tanto para las familias, como la idea de salvaguardar la conexión transfronteriza, es lo que queremos que se realice aquí”, dijo.
Un parque único en toda la frontera
Para los activistas resulta importante compartir este mensaje y que la ciudadanía lo tome en cuenta, debido a la carga simbólica de relación binacional que se ha mantenido desde que fue creado, pero también para entender esa relevancia de que no hay otro lugar en toda la frontera con esas características.
“Es un parque muy único, no hay otro parque en la frontera de Estados Unidos y México en donde la gente pueda entablar amistades a través de la frontera y las familias utilizan este parque más que nadie para estar juntas y en los últimos tres años no han podido”, refirió Watman.
Durante el viacrucis, los activistas, obispos y asistentes caminaron del Parque Binacional hacia la zona del faro de la playa, donde compartieron los pasajes bíblicos de las tres caídas, además de testimonios personales que dan cuenta de las repercusiones que han dejado las leyes migratorias estadunidenses.
Más de 10 años sin ver a su hija
La activista Tania Mendoza, compartió durante la ceremonia su caso, pues ha estado cerca de 12 años sin poder ver a su hija que se encuentra en Estados Unidos, una situación que “a la fecha no he podido superar y que tiene que ver con esta separación que provocan las leyes del gobierno de estados Unidos”.
“Por eso la importancia de generar esa conciencia, porque es un dolor muy grande no poder estar con tus hijos y yo imagino también el dolor que han de estar pasando otras madres que no pueden estar con sus hijos”, compartió.
Mendoza señaló que estas leyes “son inhumanas y ahora pretender hacer esto en este parque es romper con este espacio en donde las familias podían tener un momento para estar juntas”.
Este próximo Domingo de Resurrección, los activistas se reunirán nuevamente en esta zona fronteriza, para llevar a cabo otra misa binacional con la que estarán cerrando su ciclo de actividades religiosas.